Los campamentos de población refugiada saharaui están situados cerca de la ciudad argelina de Tindouf, en una zona del desierto del Sáhara comúnmente conocida como el «desierto de los desiertos» debido a su clima implacable. La población saharaui se vio obligada a huir de sus hogares en el Sáhara Occidental en 1976, después de que Marruecos y Mauritania lo invadieran. (Para más información, por favor lea la sección sobre el conflicto).

Mientras que la mayoría de los hombres se unieron al grupo de liberación anticolonial conocido como el  Frente Polisario, y fueron a luchar en una guerra contra Marruecos, las mujeres saharauis construyeron estructuras básicas para albergar escuelas, clínicas y centros comunitarios. Ellas dirigieron los campamentos durante 16 años. Las mujeres siguen desempeñando un papel central en la sociedad y la política saharauis.

Separadxs durante más de cuatro décadas de sus familias que han permanecido en su territorio ocupado, los y las refugiadas saharauis han creado una sociedad paralela y un gobierno en el exilio conocido como la República Árabe Democrática Saharaui (RASD) que es reconocida por más de 80 países. Aunque se encuentran en territorio argelino, el exilio  saharaui estableció un sistema de autogobierno, con una constitución y una administración gubernamental independiente.

Los cinco campamentos principales llevan el nombre de las ciudades del Sáhara Occidental: Dajla, El Aaiún, Ausserd, Smara y Bojador, sede de la Escuela Audiovisual Aibidin Kaid Saleh. Un campamento adicional, Rabouni, es la base  del gobierno de la RASD y las oficinas administrativas, así como de otras organizaciones saharauis e internacionales.

Los cinco campamentos principales llevan el nombre de las ciudades del Sáhara Occidental: Dajla, El Aaiún, Ausserd, Smara y Bojador

La población refugiada depende de la ayuda humanitaria para la alimentación y otros servicios. Los campamentos sufren de una escasez de agua potable, saneamiento, alimentos y electricidad. El clima extremo y la falta de servicios básicos son especialmente duros para la infancia, que sufre de parásitos, problemas respiratorios y dolencias de la piel. Más de la mitad de la población refugiada es menor de 18 años y hay un desempleo crónico.

El gobierno en el exilio ha priorizado la educación y la cultura como herramientas de supervivencia para soportar los años de espera y con la esperanza de que estas habilidades preparen a lxs refugiadxs para un eventual regreso a su patria. Todos los campamentos tienen escuelas preescolares y primarias, y hay varias escuelas secundarias. Los campamentos también tienen educación postsecundaria y programas técnicos para diversos oficios. Miles de niños y niñas de primaria pasan los veranos con familias en España y adquieren fluidez en la lengua española.