«Tengo un objetivo: que cuando una mujer abra las piernas sepa por qué lo hace». La frase se pronunció durante FiSahara 2007 y no la dijo ninguna representante de una ONG extranjera; fue obra de Maima Mahamud, directora de la Escuela de Mujeres de Dajla y Secretaria de Estado para Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer de la RASD. En una entrevista publicada en El País, Maima revelaba al mundo entero una sociedad saharaui para muchxs desconocida.

FiSahara_2007_ElPais

 

FiSahara siempre ha tenido un perfil feminista, sencillamente, porque es posible gracias al pueblo saharaui que hace décadas que dio pasos de gigante en esta materia. Maima es un ejemplo de ello: Ingeniera en Telecomunicaciones y madre divorciada, acostumbraba a decir a las más jóvenes «podéis limitaros a preparar té y dar conversación a los hombres o bien aprender un oficio, salir adelante y decidir sobre vuestras vidas».

Taller de Creación Audiovisual, Proyecto Gacela per D-Clic (Xavier Gil Dalmau)

De esta manera, FiSahara no sólo atraía el foco informativo sobre la injusticia que sufría -y sufre- el pueblo saharaui, sino que servía para ofrecer el retrato de una sociedad admirable, con un componente matriarcal del que muchos países occidentales debieran aprender. «Las mujeres no deben ser sumisas ni a los hombres ni a la sociedad», aseguraba Maima, capaz de de abrir aquel año nada menos una pizzería en mitad del Sáhara, dando empleo a cinco mujeres, que preparan pizzas sin mozzarella, pero sí con vegetales y carne de camello.

Siempre fue así. Edición tras edición, no había periodistas o invitadxs que no se sorprendieran de esta cualidad de sus anfitrionxs. Escribía Carmen Rigalt en El Mundo que «lxs saharauis han inventado una nueva dimensión del tiempo y la paciencia es el arma que les ayuda a enfrentarse a la vida«. Rigalt recordaba cómo en una haima conoció a Zahra Ramdann, que desde España trabaja para las mujeres de su pueblo. «La encuentro en algunos fregaos políticos, siempre envuelta en una melfa de colores vivos que destaca sus ojos oscuros y acharolados», recordaba la periodista.

Y así se desarrollaba FiSahara, un año más con sus talleres repletos de mujeres ávidas de formación (foto de cabecera: Taller de Creación Audiovisual, Proyecto Gacela per D-Clic (Xavier Gil Dalmau). En 2007, volvió La Claqueta como el año anterior (corto superior), así como el resto de compañerxs que dieron lugar a una programación fantástica: Talleres de realización de Documentales con Jordi Abusada y Daniel Fernández; de Creación de Cortometrajes con Sergio Fernández y Oriol Blas; de Creación Audiovisual con Laia Ramos y Xavier Gil; de Cine de Ficción Historias Mínimas con Nuria García Atienza (La Claqueta); de Animación Historias de Arena y Piedras con Nuria Coco Martínez (La Claqueta); y de Radio con Ana Schulz. Talleres que volvían a demostrar que FiSahara no había llegado con peces debajo del brazo, sino con cañas para enseñar a pescar.