La Escuela de Formación Audiovisual (EFA) Abidin Kaid Saleh ha vivido un fin de semana grande. Con su décimo aniversario recién cumplido, la conocida como la Escuela de Cine del Sáhara recibía el Premio del 19º Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián. Se trata de la primera vez que este certamen otorga su galardón a un colectivo y viene a reconocer la labor que durante una década han venido realizado decenas de personas hasta conseguir que varias generaciones de cineastas saharauis, con sus películas, rompan el silencio en torno al Sáhara Occidental.

Brahim Chagaf recoge el premio de manos del alcalde donostiarra, Eneko Goia – Iñigo Royo.

El Teatro Victoria Eugenia se vistió de largo el pasado viernes 8 de abril para clausurar un festival de cine que ha reconocido el papel de la EFA Abidin Kaid Saleh en la defensa de los Derechos Humanos (DDHH) a través del cine. Un reconocimiento que, como ha remarcado el director del certamen Josemi Beltrán,  se votó antes incluso de que el Gobierno de España diera el giro en su política exterior avalando la invasión ilegal de Marruecos.

Los directores saharauis Brahim Chagaf (Toufa), Lafdal Mohamed Salem (En Busca de Tirfas) y Ahmed Moh Lamin (El Precio de la Belleza) acudieron hasta Donostia para recoger el premio, en compañía del equipo de FiSahara con su directora ejecutiva María Carrión al frente.

Aspecto del Teatro Victoria Eugenia en la mesa redonda con los directores saharauis que tuvo lugar en la clausura del festival. – Iñigo Royo

Formados en la Escuela e, incluso, impartiendo clases en ella, estos realizadores saharauis agradecieron este reconocimiento y la oportunidad que les brinda para hablar de su labor, que no sólo forma a jóvenes saharauis en el séptimo arte sino que, tal y como indica el propio jurado del festival utiliza el cine como «herramienta vital para preservar y transmitir su cultura y visibilizar su lucha; ilumina el camino hacia la cultura de la paz y ofrece una línea de vida para quienes han perdido la esperanza».

Prueba de este encomiable cometido que llevan a cabo profesorado y alumnado de la escuela es el proyecto de cine móvil, Solar Cinema Western Sahara, con el que la escuela lleva el cine a todos los campamentos de población refugiada durante el año.

La entrega del premio coincide, además, con el estreno de una miniserie de doce capítulos de producción propia titulada Jruchu Fi Lucho, con la que abordan algunas de las problemáticas actuales de la juventud saharaui en clave de humor, con temas como las drogas, la igualdad de género o, incluso, cierto conservadurismo social que no terminaba de ver con buenos ojos el cine.

Ahmed, Lafdal y Brahim en el coloquio que tuvo lugar en la clausura del festival. – Íñigo Royo

El hambre de cine, de comunicar, de contar sus propias historias es algo que FiSahara detectó desde los talleres de formación que se impartían en las primeras ediciones del festival en la década de los 2000. Brahim, Lafdal y Ahmed pasaron por aquellos talleres y, tiempo después, por la Escuela de Cine, que no sólo ha visto este año reconocida su labor en Donostia, sino también en Zaragoza, cuyo Ayuntamiento financia un proyecto o Granada, cuyo festival solidario Help Me Please dedicará todo lo recaudado este año a la EFA Abidin Kaid Saleh. No sorprende, pues, que María Carrión mostrara su orgullo por ver cómo ha evolucionado la Escuela desde entonces,