Hoy tendría que haberse iniciado la XVI edición de FiSahara. No ha sido posible. El 4 de marzo tomábamos la difícil decisión de postponer el festival, reprogramándolo para octubre. Fue una medida complicada, que tenía una serie de implicaciones que alcanzaba a multitud de personas, desde el equipo al completo, tanto en España como en los campamentos de refugiadxs; a invitadxs que viajaban desde diferentes puntos del mundo; al público que, un año más, se desplazaba hasta el Sáhara. (Foto superior, proyección en FiSahara 2015, por Carlos Cazurro)

Sin embargo, avalados por las autoridades sanitarias y nuestros asesores particulares de la Fundación IO, pensamos que lo más prudente era postponer FiSahara. Y la sucesión de acontecimientos nos ha dado la razón. Tal y como refleja la Universidad Johns Hopkins, el Sáhara Occidental ha registrado seis contagios hasta el momento, sin que afortunadamente haya que lamentar ningún fallecimiento.

La COVID-19 no entiende de fronteras y, ni siquiera en una población que ya de por sí vive confinada en el desierto, ha sido posible evitar el contagio. Una situación que se habría visto agravada de haber celebrado FiSahara en las fechas previstas, dada la limitación de recursos con que se cuenta en los campamentos.

Sin embargo, en un día como hoy, en el que tendría que haberse iniciado la cita con el cine y los Derechos Humanos (DDHH) en el Sáhara, queremos remarcar, no sólo el agradecimiento a todas las personas que siempre apoyan un proyecto como éste, sino que el trabajo no cesa, que con octubre en el horizonte, el equipo de FiSahara continúa en su día a día preparando la edición de este año. Un XVI FiSahara que, sin duda alguna, será especial por muchos motivos y servirá de reencuentro de personas que nunca se olvidan. Tampoco ahora.