Wanibik, el pueblo que vive frente a su tierra, del realizador argelino Rabah Slimani, ha sido la película ganadora de la Camella Blanca (símbolo de paz para el pueblo saharaui) en la XVII edición de FiSahara (Festival Internacional de Cine del Sáhara Occidental). La película, rodada en los campos de población refugiada saharaui, relata la historia de un grupo de alumnxs de una escuela de cine que para su proyecto de fin de carrera decide rodar en el Muro de la Vergüenza levantado y minado por Marruecos, en mitad de la actual guerra que se libra tras la ruptura del alto el fuego por parte del régimen alauita en noviembre de 2020.

La escuela que aparece en la cinta es la Escuela de Cine Abidin Kaid Saleh, creada por FiSahara en 2011 en el campamento de Bojador, Premio Especial en el Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián este año y reciente ganador del Premio González Sinde 2022 otorgado por la Academia de Cine.

En palabras de Slimani, que rechazó estrenar su película hasta que no tuviera lugar la premier  en FiSahara, “participar es muy especial para mí y para mi equipo, porque FiSahara es el festival de la verdad y la verdad es muy importante en este tipo de eventos y en el cine”. El realizador argelino, que califica Wanibik como “una película de los saharauis para los saharauis”, destacó que “el primer gran premio ha sido proyectar la película en la Pantalla del Desierto de FiSahara porque las sonrisas del público saharaui en los campos de refugiados cuando la veía me hacen sentir muy orgulloso. Ese es el mejor premio para mí”.

Abdoulaye Diallo levanta el segundo premio de FiSahara. – Gonzalo Cases.

Por su parte, Burkinabè Rising: el arte de la resistencia en Burkina Faso, de la directora brasileño-coreana Iara Lee, se alzó con el segundo premio. El fundador y coordinador del Festival de Cine y Derechos Humanos y Libertad de Expresión La Droit Libre, Abdoulaye Diallo, fue el encargado de recoger el galardón. Finalmente, la película El jardín nómada, del director saharaui Mohamed Salem Mohamed Ali, recibió el tercero de los galardones del festival. La película cuenta la historia de cómo un joven refugiado saharaui cultiva hortalizas en uno de los lugares más inhóspitos del mundo enfrentándose a la escasez de agua, temperaturas extremas y una tierra estéril.

De izquierda a derecha, las activistas Lellu Mustafa y Mina Baali con Rabah Slimani y Mohamed Salem Mohamed Ali. – Gonzalo Cases

La gala contó con la participación de la actriz Itziar Ituño y el actor Guillermo Toledo como maestros de ceremonia. Diallo, la comunicadora social afrocolombiana Emiliana Bernard y la realizadora y periodista Dorothée Myriam Kellou leyeron un comunicado elaborado por ellos, en el que expresaron su agradecimiento a FiSahara y al pueblo saharaui, adhiriéndose “como nuevos embajadores en la lucha por los derechos, la dignidad  y la reunificación del Sahara Occidental”.

El grupo Amaral cerró la gala de clausura con un concierto acústico en el que la percusionista saharaui Baka Embarek Mahmud del grupo Alwali se sumó para interpretar algunos de los temas. El grupo zaragozano, que ya había apuntado que “venimos con la idea de que nuestra música sea un vehículo para contribuir a llamar la atención sobre la situación del pueblo saharaui”, destacó que es muy enriquecedor ver cómo el pueblo saharaui utiliza su cultura como instrumento de identidad y de lucha. Para nosotros supone un shock encontrarnos con esta situación tremendamente injusta y comprobar  la dignidad con que afrontan esa situación y esa lucha”.

Amaral cerró la gala con un concierto por todo lo alto. – Gonzalo Cases.

FiSahara llegó para quedarse

Durante los seis días de festival, el evento ha desarrollado multitud de actividades (mesas redondas, talleres, master class de periodismo en Territorios Ocupados, concierto en las dunas, visita a la Escuela de Cine…), así como Le Frig, espacio de jaimas tradicionales saharauis en las que las distintas wilayas (campamentos) compiten en diferentes categorías. El palmarés estuvo encabezado en la competición nacional de Jaima Modélica por la wilaya de Ausserd, seguido de las de Smara, El Aaiún, Bojador y Dajla. Asimismo, en la competición local, la daira (barrio) ganadora fue Mijik, por delante de las de Birganduz; Lguera y Zug, que empataron, Aguinit y Tichla.

Tiba Chagaf, director de FiSahara y de la Escuela de Cine Abidin Kaid Saleh, señaló que “una vez más, desafiando todas las fuerzas naturales, sobrenaturales y humanas, se vuelve a hacer un FiSahara, que cada vez está más consolidado, con un equipo más coordinado y sincronizado para poner el cine al servicio de una causa que necesita ser contada”. En esta misma línea, María Carrión, directora ejecutiva de FiSahara, apuntó que “esta edición toca a su fin con el listón más alto que nunca, no solamente por haber conseguido resistir durante estos años, sino porque además lo ha hecho fortaleciéndose”.

Con el lema #Descolonicemos y la proyección de películas sobre Palestina, Argelia, Burkina Faso o el Sáhara Occidental, “la cita del cine en las dunas ha generado un hermanamiento entre pueblos que han sufrido y siguen sufriendo los estragos del colonialismo”, añadió Carrión. Desde la óptica de Chagaf, “lo peculiar de esta edición ha sido esa conexión que hemos hecho con tres continentes a la vez proyectando la misma película, sintiendo las mismas emociones estando tan alejados y tan unidos a la vez”.

Se refiere el director a la premier mundial que tuvo lugar durante FiSahara de Pequeño Sáhara, el cortometraje del realizador Emilio Martí, que recibió una Mención Especial del Jurado. Pese a las dificultades técnicas, la conexión se realizó de manera simultánea con FiSahara, el festival solidario Help Me Please de Granada y el Festival Voces del Sáhara Occidental que tuvo lugar en Xalapa y en Ciudad de México (México).

El cine se hace fuerte localmente, con jóvenes saharauis utilizando el séptimo arte para rescatar costumbres ancestrales, pero al mismo tiempo tiene más capacidad internacional”, subraya Carrión. El FiSahara llegó para quedarse”, concluyó Chagaf.