FiSahara 2011, de nuevo con el campamento de refugiadxs de Dajla como sede, arrancó un mes de mayo con la resaca fresca de las atrocidades cometidas por Marruecos en noviembre de 2010 en Gdeim Izik –origen de las Primaveras Árabes-, ante la pasividad de toda la Comunidad Internacional con el Gobierno de España al frente. Era, pues, una VIII que retomaba el relevo del activismo ya mostrado en 2010 y, como entonces, acudió al festival una veintena de activistas saharauis procedentes de los Territorios Ocupados, algunxs de lxs cuales habían pasado la mitad de su vida en cárceles marroquíes. A pesar de ello, su entereza, sus ganas de vivir y de resistir se aparecían ante todxs inmensas.
La crónica de Mundo Negro relataba como Haddi Mohamed Ali, Eddahbi Mohamed Ali y Edaoudi Mbarek Bomar Ben Brahime habían atravesado el desierto cruzando por Mauritania para llegar a Dajla desde los Territorios Ocupados. Para ellxs, era la primera oportunidad en mucho tiempo de dirigirse a prensa internacional, pues la represión contra la población saharaui donde vivían era asfixiante. «En los Territorios Ocupados no hay manera de denunciar las violaciones de los Derechos Humanos que nos obligan a padecer las autoridades marroquíes», reprochaba Edaoudi, el más veterano de todxs que había tomado parte en el campamento Gdeim Izik. Según su relato, antes de arrasar con el campamento y cuantas personas se encontraban allí, «lanzaron agua hirviendo desde los helicópteros y las tropas destruyeron todo». Durante FiSahara se proyectaría El Grito de Agdaym Izik de la realizadora saharaui Hayetna Mohamed Deidi.
La llegada de lxs activistas era un acontecimiento -los niñxs les seguían, preguntando cómo se vive al otro lado del muro de 2.720 kilómetros- dentro de otro gran acontecimiento, el FiSahara, que aquel año además atrajo la atención del ex representante de la MINURSO, Francesco Bastagli, que mostró su solidaridad con el pueblo saharaui.
Aquella VIII edición tuvo como país invitado a Venezuela, proyectándose La Clase, de José Antonio Varela (2007); y Libertador Morales, el justiciero, de de Efterpi Charalambidis (2009). Una cartelera que traería a Dajla algunas de las grandes triunfadoras de los Premios Goya de aquel año, como Pa Negre, También la Lluvia, Entrelobos y Los Ojos de Julia. Se completarían las proyecciones con cintas de temática saharaui, como Hammada, el pulso del desierto, Al-Yidar ‘El Muro’ o Territorio liberado, así como cine infantil y una muestra de Cortos de la Boca del Lobo.
El mundo de la cultura no quiso faltar a la cita y hasta el desierto se desplazaron Luis Tosar, Miguel Ángel Silvestre, Nora Navas, José Manuel Seda, Gerardo Olivares, Cecilia Gessa, Carlos Bardem y Alberto Ammann. El propio Bardem, en la presentación de la que sería su tercer FiSahara, aplaudía «el apoyo de la sociedad civil española al pueblo saharaui, que no se corresponde con la actuación de los diferentes gobiernos españoles desde 1975”.
En este sentido y en alusión a las revueltas árabes, afirmaba también que “no hay pueblos incapacitados para la democracia”, denunciando “el temor al Islam que nos infunde Occidente, pues es sencillamente mentira, como demuestra el pueblo saharaui, que es progresista y extraordinariamente igualitario con la mujer”.
Antes de un concierto de clausura a ritmo del rap y el hip hop del saharaui Yslem y del español El Chojin, se alzó con la Camella Blanca Entrelobos, de Gerardo Olivares, tras cuya proyección (foto de encabezamiento) se pudo escuchar a lxs niñxs regresar a sus haimas aullando a un cielo cuajado de estrellas. La Rosa del Desierto recaería en Pa Negre cuya actriz protagonista, Nora Navas, recibiría de manos de la ministra de Cultura, Khadidja Hamdi, una melfa –vestimenta típica saharaui-. Asimismo, También la lluvia, de Icíar Bollaín, recibió la Mención Especial del Jurado, recogiendo el premio su protagonista, Luis Tosar, de manos de Alberto Ammann.
No sería el único reconocimiento: Javier Corcuera, codirector del Festival –junto a José Taboada y Willy Toledo– entregó un Premio Especial al jefe de Proyeccionistas de FiSahara, Daniel Pérez, como reconocimiento por su labor durante estos ocho años. Era todo un homenaje, no solo a nuestro querido Dani, sino a todo el equipo técnico (proyeccionistas, subtituladorxs, sonido, etc.) que tantos y tantos años se ha entregado de manera altruista a la causa y sin el cual sería imposible FiSahara. Y aún, en el recuerdo, las palabras del actor José Manuel Seda en la clausura: “vosotrxs, el pueblo saharaui, sois un ejemplo para el resto del mundo, aunque el resto del mundo no lo sea para vosotrxs”.