Cartel oficial de FiSahara 2012.

FiSahara 2012 fue una edición llena de emociones. Desde su primera edición en 2003, este festival siempre parece que no va a ser posible; son tantas las complicaciones, tantos los obstáculos con los que el equipo de producción se va topando que cuando finalmente se proyecta en la Gran Pantalla del Desierto parece mentira. Aquel año, todavía resultó más complejo: la crisis azotaba con toda su dureza, los recortes habían alcanzado a todos los proyectos solidarios y la pendiente aún se hacía más dura que otros años.

En los campamentos de refugiadxs la crisis también se hacía notar, como relataba en sus crónicas para El País la periodista Jessica Romero: «Verdades veladas que se dicen en pequeños círculos y con la boca pequeña. ‘Rajoy prometió apoyo a la causa saharaui pero aún no sabemos nada’ cuenta Mohamed, un maestro de una de las siete escuelas de primaria del campamento de Dajla. Resignadxs a aguantar el chaparrón del Gobierno que ha aprobado un recorte en Cooperación de 1.400 millones de euros para este año, 600 de ellos específicamente retraídos de la Ayuda Oficial al Desarrollo».

Amparo Sánchez (Amparanoia) durante el concierto solidario para recaudar fondos.

Si en España la crisis económica lastraba a las familias y disparaba el desempleo, en el Sáhara Occidental las consecuencias se multiplicaban por mil. Raquel Quílez informaba en El Mundo cómo la subsistencia en los campos de refugiadxs depende al 100% de la ayuda internacional. «España es el principal país donante del Sáhara, más que el ACNUR o el Programa Mundial de Alimentos, que se hacen cargo de parte de la ración alimenticia, medicinas, telas para las haimas y suministro de agua, pero sólo cubren el 40% de las necesidades de los campamentos. El resto llegaba hasta ahora de Ayuntamientos, comunidades y ONG españolas», explicaba el primer ministro de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática), Abdelgader Taleb Omar.

Cartel del microteatro protagonizado por José Manuel Seda.

En estas condiciones había que montar una nueva edición de un FiSahara con más misiones que nunca: no sólo poner el foco informativo en el conflicto del Sáhara Occidental, sino también en la precariedad amplificada por la crisis en campamentos; servir de vehículo para atraer más ayuda solidaria y acercar la cultura a Dajla y cuantxs saharauis viajaran a esta wilaya, que volvía a acoger al festival del 1 al 6 de mayo.

Así las cosas hubo que tirar de ingenio… y de la familia. 2012 fue la primera vez que FiSahara recurrió a la fórmula del micromecenazgo a través de la plataforma Lánzanos.com con el reto de conseguir 5.000 euros en 40 días. Se convocó un concurso para confeccionar la camiseta oficial de aquella edición, cuyas ventas se destinarían íntegramente a financiar el festival. La acogida de la iniciativa fue extraordinaria, con cerca de un centenar de diseños… y comenzó a moverse la familia.

Elena Anaya, Imanol Arias, José Manuel Seda, Ana Fernández y Beatriz Rico y la periodista Francine Gálvez se unieron en la iniciativa ‘Objetivo FiSahara’ grabando un vídeo promocionando el festival, solicitando el apoyo al mismo con la compra de aquella camiseta colaborativa. Y la vorágine maravillosa siguió: Seda, que había conocido la realidad saharaui de primera mano el año anterior, se embarcó en un ‘Microteatro por Dinero’ con la obra Sahara

La sala ‘Ritmo y Compás’ acogería un concierto solidario con Amparo Sánchez (Amparanoia), que había clausurado la edición de 2007Suilma Aali; Los Desechos y Nacho Taboada cuya recaudación alimentaría las arcas del festival, acostumbradas a exprimir el jugo hasta del último céntimo de euro que entraba. Y siguió llegando, con la celebración de la Gala Festiclown Sáhara en la sala Galileo Galilei de Madrid que, además, maracaría el inicio de una espléndida relación de FiSahara con Pallasos en Rebeldía, organizadores de la gala en la que participaron Leo Bassi, Jorge Blas o Pepe Viyuela entre muchos otros. La familia FiSahara crecía y arrimaba el hombro mas que nunca. Pallasos en Rebeldía viajarían por primera vez con el festival hasta las dunas, donde llenarían de sonrisas las caras de pequeñxs y grandes.

Leo Bassi durante la Gala Festiclown Sáhara.

Así fue posible plantarse un año más en Dajla, con más de una treintena de películas en total y Mexico como país invitado, que nos traería las cintas Espiral (2008) de Jorge Pérez Solano y Los rollos perdidos de Pancho Villa (2003) de Gregorio Carlos Rocha Valverde. Largometrajes que acompañarían a una sección oficial repleta de películas premiadas como No habrá paz para los malvados, La voz dormida, Chico y Rita, etc.

Cartelera oficial de FiSahara 2012.

Y volvió a crecer la familia con invitadxs primerizxs en el festival que servirían como altavoz de una causa que 37 años después parecía importar poco a la Comunidad Internacional. Vendrían hasta Dajla Juan Diego Botto, Aitana Sánchez Gijón, Eduard Fernández, Gerardo Herrero, Mariela Besuievsky, Gregorio Rocha, Jordi Aguilar, Malena Alterio, Hiba Aboucris y los músicos Canijo de Jérez, Juanito Makandé y el bailaor  Tomasito, que clausurarían aquella edición.

Hijos de las nubes, la última colonia, la película de Álvaro Longoria, producida y protagonizada por Javier Bardem, que se gestó durante su visita a FiSahara en 2008, se alzaría como la ganadora de la IX edición, consiguiendo así la Camella Blanca. El segundo premio recaería en Wilaya, la película de Pedro Pérez Rosado de la que hablábamos con motivo de la VIII edición,  y el tercer premio para el documental Gdeim Izik, el campamento de la resistencia saharaui de Lluís María Güell. Seguía demasiado abierta la herida de aquella masacre de noviembre de 2010 y el documental de Thawra Gdeim Izik: detonante de la primavera árabe, recibiría también una mención especial.

«No nos importan los partidos políticos, no dependemos de ellos. Nosotrxs nos hemos ocupado de tender un puente sólido entre el pueblo saharaui y el español porque no podíamos confiar en los gobiernos«, decía el gobernador de Dajla, Salem Lebsir… Y FiSahara 2012 fue la prueba de ello.