2017 fue un año muy especial. FiSahara había nacido en los campamentos de refugiadxs del Sáhara Occidental, con el de Dajla como la sede principal del festival en las últimas ediciones y, sin embargo, aquel año… nos movimos hasta Madrid. No lo hicimos solxs, contamos con la ayuda del Ayuntamiento de Madrid, Matadero Madrid y Cineteca. El objetivo era claro: acercar la realidad diaria del pueblo saharaui al público madrileño, con el respaldo incondicional del mundo de la cultura.
María Carrión, la directora ejecutiva de FiSahara, explicaba que El Mundo que «lxs refugiadxs de los campamentos están al límite y la situación es insostenible para lxs jóvenes saharauis, que han sido muy pacientes pero están perdiendo la paciencia. Se están dando pasos hacia atrás y más concesiones hacia Marruecos. Cada vez hay más voces de jóvenes y autoridades saharauis que quieren volver a las armas porque ven que la diplomacia no está sirviendo para nada».
Aquel FiSahara tan especial tenía que servir para transmitir esa realidad y lo hizo, además, con una larga lista de amigxs que pasó por aquella edición del 26 al 28 de mayo: Clara Lago, Dani Rovira, Alberto Amman, Belén Cuesta, Ricardo Arroyo, Fran Perea, Álvaro Longoria, José Manuel Seda, Claudia Gravy, Luz Valdenebro , Fati Jadad (Activista saharaui), Clara Méndez-Leite, Fernando Merinero, Inma Chacón, César Saldívar (Fotógrafo del cine español) ….
La inauguración no podía empezar mejor: con la ganadora de la Camella Blanca en la edición anterior, esto es, Leyuad: un viaje al pozo de los versos de los directores Gonzalo Moure, Inés G. Aparicio y Brahim Chagaf , éste último uno de los alumnos aventajados -hoy en día ya profesor- de la EFA Abidin Kaid Saleh. El propio Brahim se felicitaba por el aterrizaje de FiSahara en la capital, aunque mostraba también la otra cara de la moneda, indicando que «es muy bueno que FiSahara se acerque a gente que normalmente no puede venir, pero también nos duele que este año no se celebre en Dajla. Para nosotros el FiSahara es una ventana para acercarnos al mundo y evitar caer en el olvido. Lxs que de verdad necesitan saber que no están solxs son lxs saharauis que se han quedado sin esos días en los que sienten que pertenecen a este mundo».
A aquella proyección le seguiría un coloquio que abordaría la importancia del cine como forma de resistencia cultural en el Sáhara. Y como broche para un primer día repleto de emociones y reencuentros, el concierto de la cantante saharaui Aziza Brahim y la animación de DJ Sunshine.
En una ocasión tan especial, los Bardem no podían faltar a la cita, ni siquiera Pilar, que pese a su delicado estado de salud quiso mostrar su espíritu incombustible y su compromiso con el pueblo saharaui. Y es que en el día central, el documental rodado por su hijo Javier y Álvaro Longoria cobraría protagonismo: Hijos de las nubes (ganadora de la IX edición), el interesante coloquio Cine en el Sáhara: Resistencia Política y Diplomática, que contaría con participantes de la talla del propio Longoria; Bucharaya Beyun, embajador de la RASD ante Argelia; José Luis Sampedro, presidente de FEMAS Madrid; y Katlyn Thomas, abogada experta en el Sáhara Occidental y ex presidenta del Comité de la ONU de la Asociación de abogados de Nueva York (New York Bar Association).
La proyección al día siguiente de The Runner, de Saeed Taji Farouki, que ya había sido exhibida en Dajla en 2013, y el posterior coloquio Cine en el Sáhara: Resistencia No-violenta y Sociedad Civil, con Salah Amaidan, el atleta saharaui y protagonista del documental; y con Tiba Sidihaiba, director de Cooperación en el Ministerio de Cultura de la RASD y cofundador de la plataforma Gritos contra el Muro, completarían la última de las jornadas.
No podemos olvidar, además, la extraordinaria exposición fotográfica, a cargo de Sergio R. Moreno, que bajo el título Dajla, refugiadxs en el Sahara y expuesta en la terraza de la Cantina de Matadero, aportó su granito de arena a la sensibilización del pueblo madrileño.
«Hoy no podemos callar. Alzamos nuestra voz colectiva contra una injusticia histórica que debemos remediar. Agradecemos esta plataforma que nos brinda FiSahara y la ciudad de Madrid, y queremos emplearla para hacer un llamamiento a nuestro gobierno y a la comunidad internacional para que resuelvan el conflicto en el Sáhara Occidental de una vez por todas. Exigimos una solución justa, pacífica y permanente. Una solución que permita al pueblo saharaui decidir su futuro libremente mediante un referéndum de autodeterminación. Es nuestra deuda con el pueblo saharaui. Porque su presente y su destino, más que el de cualquier otro pueblo desplazado, ocupado y refugiado, es nuestra responsabilidad». Así concluía el manifiesto, en boca de Clara Lago y Fati Jadad. Y esa deuda aún sigue en pie.